Congregación de Ntra. Sra. de la Victoria

EL CULTO Y LA DEVOCIÓN DE MELILLA A SU PATRONA LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA VICTORIA

El 7 de octubre de 1571 el Papa San Pío V instituyó la fiesta en honor de Nuestra Señora de las Victorias, para conmemorar el triunfo de las tropas cristianas en la batalla naval de Lepanto, triunfo que supuso salvarle a Europa su propia identidad religiosa y cultural de lo que pudo haber sido su ruina si las tropas turcas hubiesen ganado. Al interpretar el Pontífice la victoria como un don obtenido por mediación de la Santísima Virgen, que escuchó a sus hijos que la invocaban rezando el santo rosario, con el paso del tiempo la advocación “Nuestra Señora del Rosario”, desplazó a la original, “Nuestra Señora de las Victorias”, no así en aquellos lugares en que arraigó muy pronto esta devoción, como sucedió en Melilla.

En efecto, solo unos años después de Lepanto ya se edificó en Melilla una ermita dedicada a Nuestra Señora de la Victoria, cuya talla había embarcado en Sanlúcar de Barrameda con destino a las colonias de América, pero un temporal hizo que la embarcación que la llevaba virase a estas costas, quedando aquí para siempre.

El emplazamiento céntrico de la ermita, dentro del segundo recinto Amurallado de la ciudad, indicaba la atención y veneración que se dedicaba a su Titular, y cuando por razones de estrategia militar hubo que demoler dicha ermita, la presión popular hizo que se reedificara una segunda en 1604, y una tercera en 1720. Es en 1741 cuando la Imagen pasa al altar mayor de la Parroquia de la Purísima Concepción.

El culto y la devoción han sido constantes y existen datos documentales sobre los mismos. En 1656 hay constancia, como demuestra Fernández de Castro1, que se venía celebrando en honor de la Santísima Virgen de la Victoria una misa sabatina. El 26 de enero de 1703 fue sustituida la fanega de trigo con que se dotaba a la Imagen para que se sufragaran sus cultos, “por una ración ordinaria de soldado, cada día en cada año” suma que administraban los Vicarios de la Purísima con libro de participaciones y devengos2


1 Fernández de Castro y Pedrera, Rafael, Resumen histórico del Patronazgo de María Santísima de la Victoria Excelsa Patrona de Melilla (…), Tánger, 1941,pág. 14
2 Fernández de Castro y Pedrera, o.c. pág. 14


Este Culto iba acompañado del amor, tanto del pueblo sencillo, como de las autoridades y del estamento militar a Aquella que ocupó el corazón de los melillenses siendo consuelo en sus muchas necesidades. No olvidemos que Melilla, por su lejanía de la Península, por su entorno hostil que la mantenía en permanente asedio, pero, sobre todo, por el secular olvido de los gobernantes peninsulares, encontraba más apoyo que en los hombres, en Dios y en la Santísima Virgen de la Victoria, pues a Ella le debían la Victoria sobre epidemias y hambruna, sobre asedios por mar y por tierra; a Ella la invocaban las gentes de la mar y de las armas y Ella fue siempre Madre acogedora y atenta de sus hijos. Son muchas las maravillas que Dios ha realizado a lo largo de casi cinco siglos por intercesión de Santa María de la Victoria, y así lo documentan ilustres historiadores de esta Ciudad3.

EL PATRONAZGO

Posiblemente fue aclamada Patrona de Melilla la Santísima Virgen de la Victoria en 1631, a raíz del intento de secuestro de la sagrada imagen, milagrosamente frustrado, como narra Estrada4, aunque los ladrones consiguieron cortarle una mano a la imagen de la Virgen para robarle los anillos, junto con la corona y la del Niño Jesús. Los mismos melillenses que ofrecieron estas joyas como presentes de gratitud y devoción, las rescataron a cambio de su peso en moneda circulante.

Este Patronazgo reconocido inmemorialmente por vía de hecho, había que hacerlo oficial. Y fue en 1756 cuando el Alcaide y Justicia Mayor de la Ciudad D. Antonio de Villalba y Angulo elevó una súplica al rey Fernando VI para que se ratificara pública y solemnemente la proclamación de la Santísima Virgen de la Victoria como Patrona de Melilla. El documento llevaba el apoyo y firma de todas las autoridades civiles y militares, y de los personajes ilustres de la sociedad melillense de entonces. Tampoco faltó el consenso popular y así, el 3 de febrero de ese año de 1756 y en la llamada actualmente Plaza de los Aljibes, ante el vecindario y la guarnición, el Notario preguntó:

3 Cf. Fernández de Castro y Pedrera, Rafael, o.c.
Estrada y Paredes, Juan Antonio, Población general de España, historia cronológica, sus tropheos, blasones y conquistas heroycas, descripciones y sucesos que la adornan: en que se incluyen las islas adyacentes y presidios de África, escrita por el Pagador…., 1747, edición facsimilar a cargo del Ayuntamiento de Melilla y la Biblioteca Nacional, 1ª ed, mayo 1995. La obra la dedica el autor “A la Serenísima Madre del Verbo Encarnado Dios y Hombre verdadero, Reyna de Ángeles y Hombres, María Santísima Señora Nuestra, en su bella y milagrosa Imagen de la Victoria, Patrona de la Ciudad, Plaza y Presidio de Melilla”. En la pág. 541 del tomo 2º describe la imagen y la devoción que suscita en los melillenses.
4 Estrada, o.c. 541 ss.

“¿Promete y jura esta Plaza, sus naturales, moradores y vecinos, por sí y en nombre de sus familias, la perpetua firmeza del voto de Patrona a María Santísima Nuestra Madre y Señora de la Victoria, ratificando el antiguo nombramiento y legítima posesión en que está de este título, según y en el modo que queda expresado?

Sí, juramos”5

Este “Sí juramos” del Pueblo de Melilla ha hecho posible que el día 8 de septiembre siga celebrando a su Patrona como lo ha venido haciendo a pesar de crisis políticas y sociales, guerras civiles y épocas de apatía religiosa.

La expresión máxima de esa veneración en el siglo XX fue la coronación canónica de la Sagrada Imagen, concedida por su Santidad Pío XII, en Breve de 13 de junio de 1948.

El 13 de junio de 1998, por acuerdo unánime del Pleno de la Ciudad Autónoma de Melilla se le otorga el título de “Alcaldesa Honoraria perpetua de Melilla”.

LA CONGREGACIÓN Y SUS ESTATUTOS

Ya en tiempos del Gobernador Velázquez y Angulo (1656) se venía celebrando una misa cada sábado en honor de María Santísima de la Victoria y a expensas de su cofradía. Y en una relación de 1656-1660 aparece la cofradía de la Virgen de la Victoria6.

Pero es en 1936 cuando el Superior de la Residencia de Frailes Menores Capuchinos, Fray Luis de Ausejo, solicita del Obispo de Málaga, Excmo. Sr. D. Balbino Santos y Olivera, por medio del Vicario Eclesiástico de Melilla D. Sebastián Carrasco, la aprobación de Estatutos para la Congregación Mariana de Nuestra Señora de la Victoria. Dichos Estatutos se aprueban el 26 de diciembre de 1936, constituyéndose la primera Junta el 3 de marzo de 1937.

El 13 de noviembre de 1991 la Casa de S.M. el Rey le otorga el título de “Real” a la Congregación. Un año después, el 8 de abril de 1992, teniendo en cuenta la vinculación de la Congregación con la Orden Capuchina, el Ministro Provincial de Andalucía de dicha Orden le da el título de “Franciscana”.

5 Fernández de Castro, o.c.pág. 28-31
6 Fernández de Castro, o.c. pág. 14

Fuente documental: Congregación de Ntra. Sra. de la Victoria.

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